Cuantas veces has observado un bosque, una flor o una fruta. Las olas del mar, las nubes en el cielo o las corrientes de un río. Quizás has tenido la suerte de haber visto la imagen de una galaxia, o una espectacular y colorida nebulosa o el remanente de una supernova. ¿Qué tienen en común todos estos objetos o fenómenos de la naturaleza que nos impresionan y nos generan una sensación de placer, tranquilidad o asombro?
Que detrás de cada uno existen una serie de patrones y secuencias, dominadas por números, y no cualquier número. Existen algunos números privilegiados de la naturaleza. Por ejemplo, el número pi, si el mismo 3.14159… que nos persiguió en el colegio y quizás nunca llegamos a entender su verdadero trascendencia y omnipresencia, tras cada figura circular, elíptica, o en general de cada sección con una curva, ese número está escondido en sus más profundas raíces.
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Pero, existen otros números, quizás aún más fascinantes, el número phi, también conocido como número áureo o razón aurea está detrás de cada cosa que en general consideramos bellas. Desde las facciones de supermodelos, hasta como las flores distribuyen los pétalos, y desde la forma de la molécula de ADN hasta las formas de las galaxias espirales. Este número, que al igual que pi, es irracional, o sea no se puede escribir como la división de dos números enteros, cuyo valor es 1.61803… Este número puedes encontrarlo simplemente al dividir los números presentes en una de las más famosas secuencias matemáticas, la de Fibonacci, conocida como 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21… El siguiente número será la suma de los últimos dos y así para siempre. Entonces las divisiones, 8/5, o 13/8, o 21/13 son cada vez más cercanas al número phi.
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Es imposible describir los detalles e importancia de los números en la naturaleza y de lo que encontramos bello, inspirador o tranquilizante, pero la próxima vez que te acerques a la naturaleza observa disfruta y piensa en cuanta ingeniería y diseño, cuanta matemática oculta a simple vista, y si no me crees, cuenta las ramas de un árbol, los pétalos de una flor, las semillas de una maravilla, las franjas en una piña o piñón, y cuando descubras que casi siempre son números de la serie de Fibonacci, espero recuerdes esta pequeña columna.
Esta columna está publicada en la revista digital entre volcanles publicada en la comuna de Melipeuco, IX Región de la Araucanía, Chile
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